Las admoniciones de Ipuur

Author: Juan Nadie /

Hacia el año 2100 a. C. aprox., final de la Dinastía VI del Imperio Antiguo, Egipto vive una época de cambios sociales drásticos y anárquicos. El poder del faraón se había ido debilitando, a la par que aumentaba el de los gobernadores de los nomos o provincias en los que estaban divididos administrativamente tanto el Alto como el Bajo Egipto. Como consecuencia de esta fragmentación, se producen contínuas guerras entre los distintos gobernadores, que comienzan a sentirse reyezuelos de sus territorios. De hecho, las nuevas dinastías son implantadas por gobernadores de nomos que se proclaman reyes cuando son capaces de ganarse la aceptación de los demás. Es la época que los egiptólogos conocen como Primer Período Intermedio, que dura hasta Nebhepetre Mentuhotep (2061-2010, apellidado I o II por diferentes autores), príncipe procedente de Tebas, que consigue reunificar el país.
"El arte de esta época es de poca categoría y sin fuerza, casi una parodia del estilo del Imperio Antiguo de Menphis. Los materiales son de poca calidad, como lo demuestra el hecho de que la cerámica reemplaza a la piedra, faenza y metal en el manufacturado de los vasos. Las sangrientas luchas entre las provincias se evidencian en la decoración de los diversos tipos de barcas funerarias, con los techos de sus cabinas protegidas con mamparos de piel de buey. Un gobernante de Asyut fue enterrado con dos compañías de guerreros para que le sirvieran en un agitado más allá. Otro monarca de la misma región alardea de cómo se aterrorizaba el país ante sus soldados y de cómo se asustaban todos cuando veían las humaredas que se alzaban hacia el sur. Los cuerpos de unos sesenta guerreros de choque, a los que se concedió los honores de una tumba colectiva en Tebas, constituyen un macabro testimonio de las luchas de esta época. Sus heridas demuestran que sucumbieron en el asalto desesperado a alguna fortaleza estratégica." (Cyril Aldred)
Por otra parte, al dejar de existir un control efectivo de la inmigración, pueblos como los hebreos del Sinaí o los libios del Neged, presas del hambre en sus propios territorios, invaden el Delta para apacentar sus rebaños, como lo hicieron Abraham y Jacob.
"Los daños causados por la revolución social, la pobreza y la anarquía produjeron otros, como hambres, plagas y esterilidad. El egipcio adquirió una trágica experiencia, que le hizo darse cuenta de que la peor desgracia que podía sobrevenirle era la desaparición de la autoridad divina del faraón. Parecía que todos los infortunios venían de este simple hecho." (Cyril Aldred)

Sin embargo, esta época anárquica dio lugar a la aparición de una nueva literatura desconocida hasta entonces: una literatura secular, laica, que continuó inspirando a los escritores egipcios durante muchos siglos. "En una época en que los hombres ya no estaban sojuzgados por las órdenes divinas de la autoridad faraónica, los diversos procedimientos artísticos constituyeron una llamada al sentimiento; y la literatura pesimista del momento se desarrolla con un estilo poético y elegante. La habilidad en el uso de la palabra para influir las mentalidades de los hombres fue perspicazmente reconocida por un rey de Herakleópolis que exhorta a su hijo a ser un artífice de la oratoria a fin de que pueda mantenerse en el poder, 'pues el poder está en la lengua; y la palabra es más poderosa que la lucha'" (Cyril Aldred)

Una buena muestra de la nueva literatura egipcia la tenemos en "Las Admoniciones de Ipuur" (Ipuwer, en lengua inglesa), un texto en el que el príncipe Ipu censura a un rey, cuyo nombre no cita, por permanecer inactivo mientras el país se precipita a la ruina. Este rey podría ser Pepi II, último faraón de la VI Dinastía, que reinó durante 90 años y murió centenario.


Las Admoniciones de Ipuur (fragmento)
[...] Los hombres de noble cuna no hacen sino lamentarse mientras los pobres se regocijan. Cada ciudad dice: "Vamos a expulsar a los poderosos"... El espléndido palacio de justicia se ha visto privado de sus documentos... Las oficinas públicas están abiertas y sus archivos han sido robados. Los siervos se han convertido en señores de siervos... Mira cómo los que antes iban vestidos se cubren ahora con harapos... El que nada tenía es ahora rico, y el oficial de alta graduación tiene que reverenciar al recién llegado. La suciedad se extiende por todo el país; ya no hay ropas blancas en nuestros días... El Nilo ha crecido, pero nadie se decide a la labranza... El grano ha muerto en todos los campos... La gente se ve privada de ropa, perfume y aceite... Todos dicen: "Se ha terminado"... Han llegado a Egipto extranjeros de todas partes... Las naves ya no zarpan hacia Byblos en nuestros días: y ¿de dónde obtendremos las maderas preciosas? Los príncipes y los hombres devotos se embalsaman con las resinas del Líbano hasta en las tierras de Creta, pero nosotros no podemos proveernos de ellas... Los muertos son arrojados al río... Las risas han desaparecido. La tristeza invade el país. [...]
 Texto completo de las Admoniciones de Ipuur


Además de Las Admoniciones, los egipcios del Primer Período Intermedio nos han legado una Discusión entre un hombre que piensa en el suicidio y su alma y las Lamentaciones del campesino, textos que al parecer provienen de la corte de Herakleópolis. Uno de sus reyes, probablemente Wahkara, nos deja otra obra interesante: los Consejos a su hijo Merykara, gran parte de los cuales son advertencias prácticas para el gobernante, y no falta una especie de código de conducta con conceptos morales abstractos:
Haz el bien mientras estés en la tierra. Consuela al afligido, no oprimas a la viuda, no expulses a ningún hombre de las posesiones de sus antepasados... No mates... Entonces esta tierra estará bien asentada...
Mención aparte merecen los Textos de las Pirámides y los Textos de los sarcófagos.

"A partir del final del Imperio Antiguo, la historia de las costumbres funerarias consiste en la gradual adopción de los derechos y privilegios de las tumbas reales por parte de ciudadanos particulares, y este proceso dio un gran paso adelante durante el Primer Período Intermedio, cuando tantos pequeños señores se consideraban casi como reyes. Al mismo tiempo, el general estado de pobreza hizo necesario encontrar sustitutos para los costosos ajuares de las tumbas reales. Así, en lugar de los relieves pintados en fina caliza que mostraban la procesión de las diversas clases sociales que llevaban sus productos al muerto, o los cerveceros, panaderos y carniceros que preparaban el banquete funerario, se colocaban unas estatuas de siervos, generalmente en madera apenas desbastada, que cumplían sus obligaciones a través de un proceso mágico. Los ataúdes eran rectangulares, de madera decorada exteriormente como si fueran casas, mientras en su interior se dibujaba el equipo que había constituido las atribuciones exclusivas de la realeza (coronas, tocados, bastones de mando, cetros, faldillas, cinturones, cobertores y capas). Incluso el úreo-cobra, símbolo principal de la realeza, que el faraón llevaba sobre la frente para arrojar fuego a los ojos de sus enemigos, se representaba de este modo. Esta usurpación general no se redujo sólo a símbolos y emblemas. También se adoptó la liturgia de los enterramientos reales. A fines de la Dinastía V, y durante la VI, se inscribieron frases de sentido mágico-religioso en las paredes de las pirámides reales, a las que los egiptólogos llaman Textos de las Pirámides... Consisten en selecciones fortuitas de entre muchas expresiones, algunas de las cuales, como el Himno caníbal datan evidentemente de tiempos prehistóricos, cuando el jefe era el encargado de producir la lluvia, se comía ritualmente a los enemigos muertos y se adoraban deidades astrales. La mayoría de las frases, sin embargo, se refieren al culto solar de Heliópolis, cuyos sacerdotes compilaron, sin duda, los Textos de las Pirámides. Cuando los príncipes locales y sus altos oficiales adoptaron estos escritos, se alteró parte de la liturgia para adaptarla al uso de los particulares. Se añadieron nuevas frases que se referían a las condiciones de la época, y se omitieron viejas expresiones que ya no se comprendían...
Al empobrecerse las sepulturas en un período en el cual la cámara de las ofrendas era a menudo muy modesta, si no inexistente, se introdujo la práctica de escribir estos textos en jeroglíficos cursivos en el interior de los ataúdes. A este nuevo grupo de escrituras religiosas los egiptólogos han dado el nombre de Textos de los sarcófagos. Parece ser que la costumbre nació en Herakleópolis y se continuó en el Imperio Medio tanto para las tumbas reales como para las privadas, aunque varias de las tumbas más ricas tenían inscripciones en las paredes de la capilla con los antiguos Textos de las Pirámides." (Cyril Aldred)

Textos de los sarcófagos:

Discurso del dios creador heliopolitano Ra.
Yo hice cuatro acciones dentro del portal del horizonte. Yo hice los cuatro vientos para que todo hombre pudiera respirar como su semejante en su momento... Yo hice la gran inundación para que el hombre pobre tuviera derechos sobre ella como el gran hombre... Yo hice a todo hombre como su semejante. Yo no les ordené hacer el mal, (pero) fueron sus corazones los que violaron lo que yo les había dicho... Yo hice que sus corazones cesaran de olvidar el Occidente, para que las ofrendas divinas pudieran ser entregadas a los dioses de los nomos... Yo traje a ser los cuatro dioses de mi sudor, mientras los hombres son las lágrimas de mi ojo.
Es conocido el papel del Ojo de Horus o Udyat como amuleto protector. Este amuleto potenciaba la vista y contrarrestaba los efectos del mal de ojo, protegiendo al difunto, que podía convertirse incluso en Udyat con la finalidad de conseguir el poder de inspirar miedo en otros, como en el siguiente encantamiento:

(Encantamiento) para llegar a ser el Fiero Ojo de Horus.
Yo soy el fiero Ojo de Horus, quien marchó terrible, Señora de la Matanza, abrumadora, quien heredó la llama de la luz solar, a quien Ra premió apareciendo en gloria, cuyos hijos Ra-Atum hizo perdurables. Lo que dice Ra sobre ella: poderoso es el miedo que inspiras, grande es el temor que provocas, poderoso es tu golpe, grande es tu magia sobre los cuerpos de tus enemigos, y aquellos que se burlan han caído sobre sus rostros gracias a ti...